Si como decía uno, "sólo vale la pena aprender lo que no se puede explicar", y como decía otro,
"nada de lo que vale la pena saber se puede enseñar", la verdad es que vale la pena aprender y saber Arquitectura, pues en realidad es imposible explicarla y enseñarla, ya que la auténtica Arquitectura es visión.
Sin embargo, cuando se ve algo apasionante se tiende a querer explicarlo y enseñarlo. Entonces, en el caso de la Arquitectura, aunque en si mismo sea también apasionante explicarla y enseñarla, habrá que concentrarse simplemente en crear la atmósfera, el ambiente, el contexto adecuado,
para que pueda aprenderse y saberse (este espacio en la blogosfera quiere ser granito de arena en tal empeño). Limitados a que sólo puede explicarse y enseñarse lo que uno mismo
mira, ni siquiera lo que uno mismo ve, cuando un tercero decía que “no
vemos las cosas como son, sino como somos.”
Quizá así, con un poco de suerte,
sacando punta a la propia percepción y afilando el lápiz de la propia
sensibilidad, pueda llegar a verse, no lo que quien explica y enseña hace, sino lo que ve, mirando lo que mira.
Pero al final, nada de esto es tan importante, pues, "mientras el ser humano exista sobre la faz de la
tierra seguirá habiendo quien se sienta arquitecto, aunque dejen de ser
legibles los signos de esta palabra, envoltorio de lo innombrable que es ser
arquitecto. Pues serlo no depende de la discusión sobre ninguna definición, ni
sobre alguna supuesta formación para llegar a ello, sino que simplemente es una
vivencia personal e intransferible, una aspiración vital, una realización de la
propia existencialidad, que no depende tanto de una formación como de una
visión: ‘arquitectura es visión’, y por tanto es imposible de enseñar y difícil
de aprender.”
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